Los nuevos ‘niños de Rusia’: Putin se lleva a 2.400 menores de Ucrania como hizo la URSS en España
La denuncia la ha hecho pública Ucrania: Rusia se ha llevado de su territorio a cerca de 2.400 niños «de forma ilegal». «Es un secuestro», ha advertido la embajada de EEUU en Kiev. Un movimiento que recuerda a los 3.000 niños españoles que la URSS se llevó a su territorio durante la Guerra Civil. Muchos de ellos nunca volvieron.
«De acuerdo al Ministerio de Exteriores ucraniano, las fuerzas rusas se han llevado de forma ilegal a 2.389 niños ucranianos residentes en Donetsk y Luhanks hacia Rusia. Esto no es asistencia. Esto es secuestro», denuncia la diplomacia estadounidense.
No se trataría, como ha asegurado Rusia, de niños de familias prorrusas que viven en esas zonas, que el Kremlin considera territorios propios. Ucrania denuncia que son hijos de familias ucranianas contrarias a la separación de esos territorios. Es decir, han sido trasladados de manera forzosa.
Estos «secuestros», como los califica el Gobierno de Volodimir Zelenski, «están siendo investigados por las agencias de seguridad ucranianas». A ello, además, habría que sumarle las sospechas de que muchos de los menores desaparecidos en el último mes han podido caer en manos de las mafias de tráfico humano.
Nuevos Niños de Rusia
Se repite así, 85 años más tarde, el fenómeno de los Niños de Rusia que se vivió en España durante los convulsos años de la Guerra Civil. En esos tres años de conflicto, unos 37.500 niños fueron evacuados hacia otros países. De ellos, alrededor de 3.000 fueron trasladados por orden del dictador Josef Stalin a territorios de la URSS, donde fueron sometidos a un proceso de sovietización total. La mayoría partieron hacinados en las bodegas de barcos, sin sus padres, que salieron de Gijón, Bilbao, Valencia y Barcelona.
Así, Constantino pasó a ser Konstantin, Pablo se convirtió en Pavel y María en Masha. Muchos de aquellos niños nunca volvieron a España. A día de hoy se estima que aún quedan cerca de 150 de esos Niños de Rusia residiendo en el país gobernado por Vladimir Putin o en ex republicas soviéticas. Todos ellos nonagenarios que hicieron su vida y su familia a miles de kilómetros de su tierra natal, a la que Moscú nunca les permitió volver.
En un primer momento, el régimen comunista de Stalin les recibió por todo lo alto. Se les alojó en antiguos palacios expropiados a los zares y la propaganda soviética les retrató en múltiples ocasiones. Con el paso de los años, la derrota en la Guerra Civil y la llegada de la Segunda Guerra Mundial, Moscú decidió «evacuarles» a otras zonas, como los Montes Urales.
Muchos de esos niños, como han certificado estudios históricos, fallecieron en ese segundo exilio por enfermedades como el tifus o la tuberculosis, por mala alimentación y de puro frío extremo.
De niños a «golfos y prostitutas»
El régimen de Franco intentó mediar para facilitar su regreso, incluso constan ofrecimientos para sufragar su manutención. Los Niños de Rusia crecieron y se convirtieron en adolescentes que, en ocasiones, acabaron como bandidos o ejerciendo la prostitución.
Por aquellos años, en el Partido Comunista de España se abrió un debate interno sobre la posibilidad de devolver a los menores con sus familias de origen. Un alto cargo de entonces del PCE, Jesús Hernández, responsabilizó a Dolores Ibárruri, La Pasionaria, de frenar esas devoluciones. «No podemos devolverlos a sus padres convertidos en golfos y prostitutas, ni permitir que salgan de aquí como furibundos antisoviéticos», advirtió Ibárruri según contaría años después Hernández.